¿Te has planteado alguna vez qué es lo que te llevarías contigo si te obligaran a salir de tu hogar con urgencia? ¿Sabes cuáles serían tus prioridades? ¿A qué atenderías primero? ¿Qué es lo que escogerías entre tus posesiones? ¿Conoces el significado de esa elección? Desde el Coaching, te acompaño
Imagina que una situación de emergencia exige que abandones tu hogar con rapidez. Ninguno de tus seres queridos, animales incluidos, están en la casa. Se trata sólo de llevarse lo que sea más importante para ti. ¿Qué elegirías?
En algunos países donde existe cierto riesgo de siniestralidad, sea sísmica, volcánica, debida a inundaciones e incendios, sus ciudadanos acostumbran a tener dispuesta una mochila con los elementos básicos de supervivencia, lo que incluye medicamentos, dinero, tarjetas, documentos identificativos y ropa adecuada a la época del año.
La erupción del volcán Cumbre Vieja en la llamada Isla Bonita, del archipiélago canario, ha puesto de actualidad este tema que, sin duda, invita a la reflexión: ¿qué es lo realmente importante para cada uno?
Hace algunos años, cuando trabajaba para un diario económico, planteé a uno de mis compañeros de redacción la siguiente pregunta: “si tuvieras que abandonar tu casa de repente, ¿qué te llevarías en una mochila de aproximadamente diez litros?”
El rostro de Javier mudó de color. Durante unos minutos no dijo nada, pero al romper su silencio fue con un “¡caray Silvia, qué preguntas haces!”.
Recuerdo que le sonreí e indiqué que respondería yo primero. Mi selección agrupaba mi cartera, con documentos identificativos, tarjetas y algo de dinero en efectivo, cinco prendas de ropa que me sirvieran de muda, un neceser con material de primeros auxilios y lo básico para la higiene dental y tres libros.
“Como agua para chocolate”, de Laura Esquivel, “El alma está en el cerebro”, de Eduardo Punset y “El contrato sagrado”, de Caroline Myss eran las lecturas elegidas.
Elabora tu lista de favoritos
En unas declaraciones recientes para una conocida emisora de radio, una oyente manifestaba cierto nerviosismo sólo con ponerse en la piel de alguien que debiera de abandonar su hogar.
“Para mí sería muy difícil elegir qué me llevaría”, comentaba Cristina al periodista; “tendría que pensarlo, pero si no me dieran tiempo… no sé… lo que se me viene a la mente, en primer lugar, son los álbumes de fotos, especialmente los más antiguos, ya que en el móvil no están almacenadas las instantáneas de algunos de mis seres queridos”.
¿Qué es lo que hay detrás de esta dificultad a la hora de escoger el contenido de nuestra mochila de urgencia? ¿Cómo nos cuesta tanto decidirnos por lo que es esencial? ¿En qué tiempo nos situamos cuando ponemos en valor nuestras posesiones?
El pasado suele ser uno de los puntos de referencia del que partimos antes de tomar acción en el presente. Las fotografías, ensalzadas por nuestra propia memoria como instantáneas de momentos más felices, suelen ser de los primeros objetos de culto. De ahí que se conviertan en uno de los integrantes que quizá un mayor número de personas elegiría para su mochila de emergencia.
Ahora te propongo reflexionar un momento a propósito de lo que te llevarías contigo. Coge tu Diario Coaching (un folio o cuaderno también son válidos) y, a modo de tormenta de ideas, escribe las veinte cosas (materiales) que serían imprescindibles para ti en una situación de post emergencia.
Luego numéralas y ordénalas según prioridades; por ejemplo, si es tu móvil el elemento más importante, colócalo en el primer puesto, seguido de ¿tu cepillo dental? O quizá algo de ropa de recambio, tus medicamentos habituales, un cuaderno para escribir acompañado de varios bolígrafos o ¿qué tal todo el dinero efectivo que tengas en ese momento en tu casa?.
Te invito a que taches las diez últimas cosas que hayas enunciado en tu lista. Céntrate entonces en las otras diez, para efectuar una nueva selección. Te invito a que revises la posición de tales objetos en tu listado, hasta que estés bien segura de que mantienen el orden de prioridad que deseas.
A continuación, escoge cinco de los diez elementos. Para ello, te invito a hacerte unas preguntas:
¿Para qué he escogido este objeto en mi mochila de emergencia?
¿Qué beneficios puede aportarme y cuáles son las necesidades que cubrirá?
¿Tiene unas características de peso y tamaño adecuadas para portarlo en mi mochila de diez litros?
¿Facilitará mis condiciones de supervivencia en el caso de una emergencia sísmica, volcánica, por inundación o debida a un incendio?
¿Qué emociones me produce contar con este objeto entre mis pertenencias?
¿Puedo prescindir de este objeto?
¿Se trata de un elemento valioso que podría compartir e incluso intercambiar para obtener algo que necesitara en un momento dado?
Según sean tus respuestas, valora entre uno y diez la idoneidad de cada objeto. Finalmente, tacha los cinco que tengan una puntuación menor.
Lo que hay detrás
Si has llegado hasta aquí es porque ya cuentas con tus cinco pertenencias elegidas. Te propongo ahora que indagues en lo que hay detrás de tu selección.
Te invito a que tomes conciencia de que tanto material como emocionalmente tu decisión es legítima. Si entre tus objetos figura un álbum de fotos, puedes preguntarte qué tipo de emoción te produce.
La alegría e incluso la nostalgia pueden sostenerte en momentos de incertidumbre. El miedo y la ira, en cambio, pueden convertirse en frenos y obstáculos.
Por ello te propongo que elijas no sólo con la parte cognitiva de tu cerebro, sino también con la emocional. En este sentido, un viejo reloj perteneciente a tu abuela es posible que no te sea útil para la supervivencia física, aunque sí para fortalecer tu ánimo.
Recuerda, además, la teoría de los círculos concéntricos, donde tú estás representado en el más pequeño y central, que es el prioritario para ti. Es tu espacio propio en el que no hay lugar para nadie más y donde reside tu equilibrio emocional.
Actuando primero hacia ti es como podrás obtener la fortaleza necesaria para ayudar y acompañar a los demás. Te pongo un ejemplo: la alegoría del avión que sufre una avería de presurización. Tú eres uno de los pasajeros y llevas a un bebé contigo; ¿a quién colocarás la mascarilla primero? Si es al niño, es posible que te desmayes y quede desatendido.
Si eliges colocártela tú primero, podrás atender al bebé y con ello garantizarás la supervivencia de ambos.
¡Feliz Mochila de Supervivencia! ¡Feliz Coaching!
Y recuerda que…
¿Qué te llevarías contigo en el caso de producirse una emergencia?.
Libros como “El contrato sagrado” o “El alma está en el cerebro” formarían parte de mi mochila.
Algunas personas preferirían incluir un álbum de fotos entre sus preferencias más queridas.
Te propongo que escribas las cinco cosas imprescindibles para ti en una situación de peligro inminente.
¿Qué emoción te produce ese objeto que has elegido para tu hatillo de supervivencia?.
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